EFUGIOS Y RUINAS / GEO CETINA
Entre ruinas y penumbras
Lejos del reino de la luz, muy lejos, De la tierra al abismo al fin yo bajé.
Novalis, Himno 6
La penumbra es la antesala del claroscuro. Y el claroscuro, del tenebrismo. Llegado este punto, es cuando descubrimos la angustia de los cuerpos y su respectiva somatización en los rostros. Nos damos cuenta que sufrir es un acto nocturno; o más bien, un oficio nocturno.
Esto es lo que hay en la obra que Geo Cetina conjuntó en "Efugios y ruinas" (presentado en La Periferia). Partiendo de una detallada idea sobre la caída y la reincidencia, construyó en las instalaciones de este centro cultural un ambiente de penumbra para realzar sus videos e instalaciones.
Los videos, hechos bajo la técnica clay animation (la variante más reconocida del stop-motion), revelan asuntos donde la caída, como castigo perpetuo, atormenta a los personajes y las narraciones. Tan así, que la plastilina de los cuerpos parecen derretirse bajo la dolorosa luz de una vela.
Las instalaciones, por su parte, nos descubren que las grabaciones de los videos ha ocurrido en escenarios diminutos, como queriendo dar a entender la dimensión atómica (pequeña pero infinita) de la tragedia tenebrista.
“Efugios y ruinas” es pues un canto nocturno, una noche callada pero profunda en el misterio del caerse y levantarse. En el final de su poema Astralis, Novalis lo cuenta mucho mejor: “En lágrimas disuélvese el pobre cuerpo inerte, / En una inmensa fosa el mundo se convierte, / En donde consumido por insaciable anhelo / Nuestro corazón cae, hecho ceniza, al suelo”.
Sin embargo, en la obra de Geo, lo que se derrumba se vuelve a construir, para que los cuerpos se enteren, de una vez por todas, que nadie “de sus hondas heridas jamás se verá sano”.
Marco Díaz Güemez
Lejos del reino de la luz, muy lejos, De la tierra al abismo al fin yo bajé.
Novalis, Himno 6
La penumbra es la antesala del claroscuro. Y el claroscuro, del tenebrismo. Llegado este punto, es cuando descubrimos la angustia de los cuerpos y su respectiva somatización en los rostros. Nos damos cuenta que sufrir es un acto nocturno; o más bien, un oficio nocturno.
Esto es lo que hay en la obra que Geo Cetina conjuntó en "Efugios y ruinas" (presentado en La Periferia). Partiendo de una detallada idea sobre la caída y la reincidencia, construyó en las instalaciones de este centro cultural un ambiente de penumbra para realzar sus videos e instalaciones.
Los videos, hechos bajo la técnica clay animation (la variante más reconocida del stop-motion), revelan asuntos donde la caída, como castigo perpetuo, atormenta a los personajes y las narraciones. Tan así, que la plastilina de los cuerpos parecen derretirse bajo la dolorosa luz de una vela.
Las instalaciones, por su parte, nos descubren que las grabaciones de los videos ha ocurrido en escenarios diminutos, como queriendo dar a entender la dimensión atómica (pequeña pero infinita) de la tragedia tenebrista.
“Efugios y ruinas” es pues un canto nocturno, una noche callada pero profunda en el misterio del caerse y levantarse. En el final de su poema Astralis, Novalis lo cuenta mucho mejor: “En lágrimas disuélvese el pobre cuerpo inerte, / En una inmensa fosa el mundo se convierte, / En donde consumido por insaciable anhelo / Nuestro corazón cae, hecho ceniza, al suelo”.
Sin embargo, en la obra de Geo, lo que se derrumba se vuelve a construir, para que los cuerpos se enteren, de una vez por todas, que nadie “de sus hondas heridas jamás se verá sano”.
Marco Díaz Güemez