NK603: ACCIÓN PARA PERFORMER & E-MAÍZ
VIOLETA LUNA
[MIÉRCOLES 12 DE AGOSTO, 2009] [FRONTGROUND: CENTRO DE INVESTIGACIÓN ARTÍSTICA]
El eMaiz NK603. Entre la cybertortilla y la identidad transgénica
Transgenizar es taxidermia sin anestesia. Violeta Luna llegó a la sala con vestido guerrillero, falda de maíz, reboso y machete. Atacó al aire, mientras se proyectaban imágenes de los afectados por la entrada en vigor del maíz transgénico NK603, los afectados van desde los campesinos hasta los insectos, pero todos seres de la tierra. Mientras las empresas alegaban food, health, hope, para defender el maíz transgénico. Violeta se hizo una transfusión de maíz. Hizo de su cuerpo una mazorca, “mírenme soy maíz y un machete, maíz agitado ante la inminente taxidermia”, Violeta se hizo portavoz de lo terrestre que no es escuchado.
Violeta bebió sangre de un tubo de ensayo. Después la escupió, rechazó la invasión. Pero aunque la haya rechazado, fue inminente. Un brazo metálico la enloqueció, giró de aquí para allá por toda la sala, entre que caía o se quedaba de pie llegó a la mesa, se desgranó el pecho, envolvió su torso con cinta para cañerías (casualmente la mismas que se usa en los secuestros), cubrió el bodypaint de mazorca que atravesaba su espalda, inevitablemente recordé aquel libro de Gloria Anzaldúa This bridge called my back, pero en alimento, El maiz llamada mi cuerpo. Un corsé con clavos al frente, bozales metálicos le obligaban a mantener la boca abierta. Una inyección. Dos férulas para los brazos. Entre inmóvil y sudada, el maíz y Violeta se hicieron cyborg. Una bolsa plateada: maíz made in USA, masa de plastilina azul, era una forma de crear ambigüedad, tal vez el NK603 es más parecido a la plastilina que al maíz.
Y torteó. Y repartió tortillas, las cuales eran recibidas con beneplácito, como el maíz transgénico. Al final, Violeta se empujó un taco de tortilla azul transgénica y babeó, espasmo de vómito. Ni siquiera el maíz cyborg se pudo autocomer. Al final la gente fue liberando poco a poco a Violeta, como podría hacerse con el maíz.
El público aplaudió, panfleteó y abrazó. No hubieran hecho lo último si Violeta se hubiese dejado el corsé de clavos.
Transgenizar es taxidermia sin anestesia. Violeta Luna llegó a la sala con vestido guerrillero, falda de maíz, reboso y machete. Atacó al aire, mientras se proyectaban imágenes de los afectados por la entrada en vigor del maíz transgénico NK603, los afectados van desde los campesinos hasta los insectos, pero todos seres de la tierra. Mientras las empresas alegaban food, health, hope, para defender el maíz transgénico. Violeta se hizo una transfusión de maíz. Hizo de su cuerpo una mazorca, “mírenme soy maíz y un machete, maíz agitado ante la inminente taxidermia”, Violeta se hizo portavoz de lo terrestre que no es escuchado.
Violeta bebió sangre de un tubo de ensayo. Después la escupió, rechazó la invasión. Pero aunque la haya rechazado, fue inminente. Un brazo metálico la enloqueció, giró de aquí para allá por toda la sala, entre que caía o se quedaba de pie llegó a la mesa, se desgranó el pecho, envolvió su torso con cinta para cañerías (casualmente la mismas que se usa en los secuestros), cubrió el bodypaint de mazorca que atravesaba su espalda, inevitablemente recordé aquel libro de Gloria Anzaldúa This bridge called my back, pero en alimento, El maiz llamada mi cuerpo. Un corsé con clavos al frente, bozales metálicos le obligaban a mantener la boca abierta. Una inyección. Dos férulas para los brazos. Entre inmóvil y sudada, el maíz y Violeta se hicieron cyborg. Una bolsa plateada: maíz made in USA, masa de plastilina azul, era una forma de crear ambigüedad, tal vez el NK603 es más parecido a la plastilina que al maíz.
Y torteó. Y repartió tortillas, las cuales eran recibidas con beneplácito, como el maíz transgénico. Al final, Violeta se empujó un taco de tortilla azul transgénica y babeó, espasmo de vómito. Ni siquiera el maíz cyborg se pudo autocomer. Al final la gente fue liberando poco a poco a Violeta, como podría hacerse con el maíz.
El público aplaudió, panfleteó y abrazó. No hubieran hecho lo último si Violeta se hubiese dejado el corsé de clavos.
Isaac Ventura-Rivero
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