LA COSECHA / STEFANÍA RIVADENEYRA
[JUEVES 30 DE ABRIL, 2009]
Sin incidentes
Este miércoles, una molestia constante en el lóbulo superior del ojo derecho de Martha, se hizo menos soportable, lo que nos obligó a dejar el Jueves Tulum, para consultar a un otorrinolaringólogo, en Mérida. Para valorar la situación el especialista nos pidió una ultrasonomagnetonosequé; solo alcanzamos que el estudio estuviera listo el sábado en la mañana.
Entre algunas de las invitaciones que recibimos a eventos culturales y que por angas o mangas no habíamos podido asistir. Había visto una que precisamente se realizaba una en la ciudad de Mérida y oh sorpresa; coincidimos por fin hasta con la inauguración de un perfomance “La Cosecha” de Stefania Rivadeneyra.
Cuando pasamos por el sitio “La Periferia” donde se iba a realizar, concluimos que estaba cerrado por la pandemia de la influenza porcina. ¡… Caray, tanto venir a Mérida y nunca coincidir…¡, por no dejar, chequé en la invitación electrónica el teléfono, y me verificaron que si, que iba a empezar a las 20:30 ya que no había casi asistencia.
Así que pudimos terminar sin prisas la cena y llegar con tiempo al performance…
No había escenario alguno, en un panel casi vacío, una copia fotostática anunciaba en solitario un evento del pasado. Más adentro, en lo que parecía un solar el bullicio de unos grupos dispersos de personas charlaban mientras bebían y comían un ambigú.
No esperábamos conocer a nadie, así que encontramos una esquina en la que hubiera personas similares. Quedamos muy cerca de la mesa. Dos músicos hicieron rápido charla con Martha mi esposa y mi hija Sofía.
La mayoría de los asistentes eran muy jóvenes, pero la eficiencia de los anfitriones era sorprendente. De la puerta metálica con ventanas de cristal, situada tras la mesa del ambigú, salía una señorita con sendas viandas de canapés, con tal prolijidad, que apenas los comensales terminaban una, cuando ya estaba saliendo la siguiente, de igual manera las botellas de vino tinto “Mar Jade” que salían a llenar las copas vacías. Lamentamos haber cenado pesado y mi poca tolerancia al vino.
Como las copas de vino y las viandas se rellenaban con tal rapidez, escuché a Martha y a sus nuevos conocidos jurar que ahí tenían secuestrado a Cristo. Pero… nada, nada daba comienzo y una inquietud empezó a circular; como en estos tiempos, los tiempos no son los mismos, pues nadie se atrevía a preguntar a qué hora iniciaba el performance.
Un chico muy moreno y fornido se acercó a la mesa sirviéndose una y otra vez, no embonaba en el ambiente, pero como nada pasaba, di por hecho que era parte del evento, ya que por fin, empezó a pasar algo.
A medida que sus copas de “Mar Jade” se rellenaban, su timidez se volatilizó, y sin más tema de conversación que compartir su grito de estar pasándolo a gusto. Fue lo que lo delató y vimos como lo enfilaron pacíficamente hacia la puerta.
Tuve suerte en que unos contemporáneos se me avecinaron y no tardamos en hacer plática. En breve resultamos ser conocidos y tener amigos comunes, todos ellos fotógrafos que habían participado de alguna manera en un movimiento que dio cierto auge cultural a Villahermosa, Tabasco. Compartimos experiencias, anécdotas, generales, etc…
De repente entre la concurrencia una voz de hombre ganó volumen para llamar la atención y decir… ¡-“No marches.. si tu eres (no recuerdo el nombre) … Te mamo la verga”- , -“sShhh”, y algunas otras expresiones le llamaron la atención. Se analizó que algunas expresiones fuertes han ganado el uso común, e incluso algunas consideradas de muy bajo nivel se han incrustado hondo en el arraigo y son hasta “expresiones culturales”, pero a todos nos sonó más que una expresión real, una necesidad de llamar la atención.
Pero a este nivel, la incógnita era ya evidente en los rostros. -¿De que se trata?- ya ganada cierta confianza se empezaron a preguntar unos a otros. Me acerqué a la señorita de los canapés… y le pregunté por la artista… Me contestó… -No vino- ¿ Como que no vino… Y a que hora inicia el performance..?- le cuestioné… -Este es el performance-
A ver..¡ … me le atravesé de nuevo… -¿ Este es el performance..?- Así es, me dijo mientras me señalaba una cámara de video escondida en la azotea, que grababa todo lo que hacíamos… La señorita me recalcó -La obra de la artista consiste precisamente en eso; En este caso ella es la que no viene y muestra que la gente que viene a las exposiciones, no viene realmente a ver las exposiciones, sino que solo vienen el primer día en que hay vino y ambigú, y ya después no viene nadie.- Me afirmó.
Uno de mis interlocutores al escuchar el concepto, la increpó..- Publicarme sin mi permiso, no es correcto dijo-…
En los límites de la jocosidad, le comenté a Martha que, ya había supuesto el acto.
Así que a la artista ausente y a sus espectadores les hacemos saber que yo soy el del sombrero de Cowboy que está acompañado de su esposa y su hija de 12 años.
Este miércoles, una molestia constante en el lóbulo superior del ojo derecho de Martha, se hizo menos soportable, lo que nos obligó a dejar el Jueves Tulum, para consultar a un otorrinolaringólogo, en Mérida. Para valorar la situación el especialista nos pidió una ultrasonomagnetonosequé; solo alcanzamos que el estudio estuviera listo el sábado en la mañana.
Entre algunas de las invitaciones que recibimos a eventos culturales y que por angas o mangas no habíamos podido asistir. Había visto una que precisamente se realizaba una en la ciudad de Mérida y oh sorpresa; coincidimos por fin hasta con la inauguración de un perfomance “La Cosecha” de Stefania Rivadeneyra.
Cuando pasamos por el sitio “La Periferia” donde se iba a realizar, concluimos que estaba cerrado por la pandemia de la influenza porcina. ¡… Caray, tanto venir a Mérida y nunca coincidir…¡, por no dejar, chequé en la invitación electrónica el teléfono, y me verificaron que si, que iba a empezar a las 20:30 ya que no había casi asistencia.
Así que pudimos terminar sin prisas la cena y llegar con tiempo al performance…
No había escenario alguno, en un panel casi vacío, una copia fotostática anunciaba en solitario un evento del pasado. Más adentro, en lo que parecía un solar el bullicio de unos grupos dispersos de personas charlaban mientras bebían y comían un ambigú.
No esperábamos conocer a nadie, así que encontramos una esquina en la que hubiera personas similares. Quedamos muy cerca de la mesa. Dos músicos hicieron rápido charla con Martha mi esposa y mi hija Sofía.
La mayoría de los asistentes eran muy jóvenes, pero la eficiencia de los anfitriones era sorprendente. De la puerta metálica con ventanas de cristal, situada tras la mesa del ambigú, salía una señorita con sendas viandas de canapés, con tal prolijidad, que apenas los comensales terminaban una, cuando ya estaba saliendo la siguiente, de igual manera las botellas de vino tinto “Mar Jade” que salían a llenar las copas vacías. Lamentamos haber cenado pesado y mi poca tolerancia al vino.
Como las copas de vino y las viandas se rellenaban con tal rapidez, escuché a Martha y a sus nuevos conocidos jurar que ahí tenían secuestrado a Cristo. Pero… nada, nada daba comienzo y una inquietud empezó a circular; como en estos tiempos, los tiempos no son los mismos, pues nadie se atrevía a preguntar a qué hora iniciaba el performance.
Un chico muy moreno y fornido se acercó a la mesa sirviéndose una y otra vez, no embonaba en el ambiente, pero como nada pasaba, di por hecho que era parte del evento, ya que por fin, empezó a pasar algo.
A medida que sus copas de “Mar Jade” se rellenaban, su timidez se volatilizó, y sin más tema de conversación que compartir su grito de estar pasándolo a gusto. Fue lo que lo delató y vimos como lo enfilaron pacíficamente hacia la puerta.
Tuve suerte en que unos contemporáneos se me avecinaron y no tardamos en hacer plática. En breve resultamos ser conocidos y tener amigos comunes, todos ellos fotógrafos que habían participado de alguna manera en un movimiento que dio cierto auge cultural a Villahermosa, Tabasco. Compartimos experiencias, anécdotas, generales, etc…
De repente entre la concurrencia una voz de hombre ganó volumen para llamar la atención y decir… ¡-“No marches.. si tu eres (no recuerdo el nombre) … Te mamo la verga”- , -“sShhh”, y algunas otras expresiones le llamaron la atención. Se analizó que algunas expresiones fuertes han ganado el uso común, e incluso algunas consideradas de muy bajo nivel se han incrustado hondo en el arraigo y son hasta “expresiones culturales”, pero a todos nos sonó más que una expresión real, una necesidad de llamar la atención.
Pero a este nivel, la incógnita era ya evidente en los rostros. -¿De que se trata?- ya ganada cierta confianza se empezaron a preguntar unos a otros. Me acerqué a la señorita de los canapés… y le pregunté por la artista… Me contestó… -No vino- ¿ Como que no vino… Y a que hora inicia el performance..?- le cuestioné… -Este es el performance-
A ver..¡ … me le atravesé de nuevo… -¿ Este es el performance..?- Así es, me dijo mientras me señalaba una cámara de video escondida en la azotea, que grababa todo lo que hacíamos… La señorita me recalcó -La obra de la artista consiste precisamente en eso; En este caso ella es la que no viene y muestra que la gente que viene a las exposiciones, no viene realmente a ver las exposiciones, sino que solo vienen el primer día en que hay vino y ambigú, y ya después no viene nadie.- Me afirmó.
Uno de mis interlocutores al escuchar el concepto, la increpó..- Publicarme sin mi permiso, no es correcto dijo-…
En los límites de la jocosidad, le comenté a Martha que, ya había supuesto el acto.
Así que a la artista ausente y a sus espectadores les hacemos saber que yo soy el del sombrero de Cowboy que está acompañado de su esposa y su hija de 12 años.
Un Tal Juan
PATROCINADORES:
INSTITUTO DE CULTURA DE YUCATÁN (ICY)
DIRECCIÓN PARA EL DESARROLLO DE CULTURA Y ARTES DE LA JUVENTUD (DDCAJ)
VISIÓN COLECTIVA
INSTITUTO DE CULTURA DE YUCATÁN (ICY)
DIRECCIÓN PARA EL DESARROLLO DE CULTURA Y ARTES DE LA JUVENTUD (DDCAJ)
VISIÓN COLECTIVA