CARNES, FIAMBRES Y ALGO MÁS...
RETROSPECTIVA DE GABRIEL QUINTAL [2004-2009]
[VIERNES 22 DE MAYO, 2009] [CURADURÍA: DÉBORA CARNEVALI & OMAR GÓNGORA GUZMÁN]
La Influencia Porcina del Sr. Quintal
¿Alguna vez has visto la obra de Gabriel Quintal? Si no, puedes ir a verla al CDLD (Centro de Documentación Laboratorio Dzityá en La Periferia). ¡Ese wey no tiene su documentación! Pero nosotros si.
Ese no era el caso. A lo que iba: el Sr.Quintal nació en una familia de carniceros carnívoros del estado más carnoso: La Hermana Republica de Yucatán. (Si usted no lo sabía, amamos a los cerdos. Al Sr.Clinton, el primer presidente negro, le encantaban nuestras carnitas).
El Sr.Quintal, en la perdición de ser el ultimo de 345 hijos, se volvió artista. Un poco de todo… pero mucha carne. Su obra apesta, literalmente, pero si no, no estaría expuesta.
La obra del Sr.Quintal se pudre. Es efimera. Pero son objetos. Su obra que no se pudre, la de verdad, según los cerdos yucatecos, la presenta como si fuera efímera (a través de fotos, como si ya no existiera) y está en constante y minuciosa modificación. ¿Y la que pronto no existirá? ¡Esta en la galería!
A mi no me gusta el apeste, pero hay que soportarlo. “Hay que sufrilo” como diría ese wey (no el Sr.Quintal, otro wey). Si no cuesta trabajo, no hay recompensa. El mejor ejemplo es el Sr.Quintal. Tantos
años de artista y no hay obra. ¿Donde está? ¡En la basura! (o en un terreno baldío o en la panza de zopilotes). Yo he tirado alguna de sus obras también. 36 horas seguidas tallando una escultura de carne (hermosa por cierto, les diré a los pobres diablos que no la vieron) en un cuarto frío… la escultura duró exhibida menos de 24 horas. Los que la vimos, la recordaremos por siempre. Los que no, se chingaron.
Citando a un niño de 4 años al ver la obra del Sr.Quintal: “¡Que asco! Me da miedo.” Citando a otro espectador: “No mames wey”
Un verdadero yucateco entiende la cerdez. Alguien de afuera verá reflejada el extraño paradigma de lo efímero y del objeto artístico contemporáneo. Como las galletas Dondé su obra es para los de Mérida
y los que vienen de afuera.
Tantos cerditos que mueren al día para ser cochinita. Unos pocos, similar a lo que sucede en la obra del alemán Van Hagen, llegan a ser obras de arte al morir. Donan su cuerpo al arte.
¿A ti no te gustaría ser obra del extraño Sr.Quintal? Es posible… si mueres antes que él. Le preguntaré si le interesan los cuerpos humanos, aunque entiendo que algún día quiere hacer una escultura de un cerdo con un torso humano. (El que diga “yo”, que me busque, pregunten por Débora.)
El punto de la primera exposición individual de un artista es la legitimación. El Sr.Quintal no la necesita, pero aún así, hay que darle chance. Demosle la mano y felicitémoslo por su obra. Díganle “tu obra
apesta”… Si se molesta, no me busquen.
Reinterpretar lo yucateco: ¡Si hay! y ¡Vaya biem!
Débora Carnevali Ramírez
¿Alguna vez has visto la obra de Gabriel Quintal? Si no, puedes ir a verla al CDLD (Centro de Documentación Laboratorio Dzityá en La Periferia). ¡Ese wey no tiene su documentación! Pero nosotros si.
Ese no era el caso. A lo que iba: el Sr.Quintal nació en una familia de carniceros carnívoros del estado más carnoso: La Hermana Republica de Yucatán. (Si usted no lo sabía, amamos a los cerdos. Al Sr.Clinton, el primer presidente negro, le encantaban nuestras carnitas).
El Sr.Quintal, en la perdición de ser el ultimo de 345 hijos, se volvió artista. Un poco de todo… pero mucha carne. Su obra apesta, literalmente, pero si no, no estaría expuesta.
La obra del Sr.Quintal se pudre. Es efimera. Pero son objetos. Su obra que no se pudre, la de verdad, según los cerdos yucatecos, la presenta como si fuera efímera (a través de fotos, como si ya no existiera) y está en constante y minuciosa modificación. ¿Y la que pronto no existirá? ¡Esta en la galería!
A mi no me gusta el apeste, pero hay que soportarlo. “Hay que sufrilo” como diría ese wey (no el Sr.Quintal, otro wey). Si no cuesta trabajo, no hay recompensa. El mejor ejemplo es el Sr.Quintal. Tantos
años de artista y no hay obra. ¿Donde está? ¡En la basura! (o en un terreno baldío o en la panza de zopilotes). Yo he tirado alguna de sus obras también. 36 horas seguidas tallando una escultura de carne (hermosa por cierto, les diré a los pobres diablos que no la vieron) en un cuarto frío… la escultura duró exhibida menos de 24 horas. Los que la vimos, la recordaremos por siempre. Los que no, se chingaron.
Citando a un niño de 4 años al ver la obra del Sr.Quintal: “¡Que asco! Me da miedo.” Citando a otro espectador: “No mames wey”
Un verdadero yucateco entiende la cerdez. Alguien de afuera verá reflejada el extraño paradigma de lo efímero y del objeto artístico contemporáneo. Como las galletas Dondé su obra es para los de Mérida
y los que vienen de afuera.
Tantos cerditos que mueren al día para ser cochinita. Unos pocos, similar a lo que sucede en la obra del alemán Van Hagen, llegan a ser obras de arte al morir. Donan su cuerpo al arte.
¿A ti no te gustaría ser obra del extraño Sr.Quintal? Es posible… si mueres antes que él. Le preguntaré si le interesan los cuerpos humanos, aunque entiendo que algún día quiere hacer una escultura de un cerdo con un torso humano. (El que diga “yo”, que me busque, pregunten por Débora.)
El punto de la primera exposición individual de un artista es la legitimación. El Sr.Quintal no la necesita, pero aún así, hay que darle chance. Demosle la mano y felicitémoslo por su obra. Díganle “tu obra
apesta”… Si se molesta, no me busquen.
Reinterpretar lo yucateco: ¡Si hay! y ¡Vaya biem!
Débora Carnevali Ramírez