PINTA ROSA / OBRA IN-SITU DE SAÚL VILLA
[VIERNES 11 DE DICIEMBRE, 2008] [CURADURÍA: OMAR GÓNGORA GUZMÁN]
Saúl Villa vs. la Pantera Rosa
Empezaré por contar una experiencia personal, una vez estaban pintando mi casa, el pintor que se contratò no sabìa leer, por lo consiguiente mi jefa no podía comunicarse por el nombre del color para indicarle que color iba en su lugar. La solución que encontró el pintor, fue ir con mi mamá por todas la paredes para que le dijera cual era el color en que se pintarían, y ponía un brochazo de ese color, así el pintor podía identificar a través del color, no del español, como iba a ser, valga la redundancia, el orden de los colores en el espacio de mi casa.
El "pintar" se vuelve el pensar, donde el acto de pintar no se reduce a mover un pincel de arriba abajo, sino que es una forma de concebir la realidad, cuando el color se convierte en la palabra, en la coma, en el sonido, se vuelve un lenguaje, como le pasó al pintor de mi casa y que también pasa con Saúl Villa, donde en la exposición el rosa un color que va penetrando por tu retina con tanta magnitud que se integra en tu cerebro rosado. Tus intestinos no se quedan atrás, ya que también el cóctel es rosado, todo es rosado, y se distribuye por el espacio, como "*La Mancha Voraz* (The Blob 1985)", que por cierto también es rosada, pero a un nivel mas sutil.
La exposición me remite a artistas como Andre Cadere, minimalista de los 60's, que hacía barras con diferentes colores, que tenían un código en especifico que nos regresa al tema del color como código, como parte fundamental de la pintura, como dice Saùl en su manifiesto "*el color es el arma de destrucción masiva de la pintura"*
Hay dos clases de pintores. Los que pintan entran en una acción pictórica que analizan al medio lo estudian detalladamente, los desmembran, tratan de generar un "oro" con los colores, como un alquimista y los que generan imágenes, que utilizan a la pintura como un medio para crear sus ficciones o en el peor de los casos copiar la realidad.
La pintura deja de ser una representación de lo que pasa en el exterior, deja de ser mímesis, para volverse solamente color.
Sin más que escribirle, disfrute la exposición y si de casualidad orina rosado, no se preocupe, tome otras bebidas hasta que llegue a su color original.
Kanek Gutiérrez
Tono, saturación y luminosidad
Los espectros lumínicos que percibimos en nuestra vida cotidiana, en su mayoría nacen como pigmentos, antes que como color. La diferencia yace en que el color es la capacidad biológica de los ojos de ser afectados por ciertos rayos luminosos, y el pigmento es un material que cambia el color de la luz al reflejar —selectivamente— las ondas que no absorbe.
Este proceso físico genera el metamerismo. El metamerismo es un fenómeno psicofísico definido generalmente como la situación en la cual dos muestras de color coinciden bajo unas condiciones determinadas (fuente de luz, observador y su biología ocular, posición del observador...) pero no bajo otras diferentes, es decir cuando pigmentos diferentes terminan generando el mismo color.
En las artes el metamerismo se considera una fuente de problemas. Los artistas suelen pintar con técnicas y pigmentos específicos, y cada uno tiene unas curvas de reflectancia delimitadas. Para reproducir imágenes se emplea una combinación de cian, magenta, amarillo y tintas negras o colorantes. Ninguna combinación podrá reproducir exactamente el espectro de reflectancia empleado en el original con otro tipo de materiales. Debido a esto, una reproducción impresa de una obra original se considera una copia metamérica del mismo, y los colores presentes van a depender de las características espectrales de la fuente de luz empleada. Pero ¿es en realidad importante esta fidelidad?; ¿es necesario percibir de manera correcta un color para poder comprender una puntura?; y si es de esta manera ¿qué implicaciones convendría considerar en la época de la reproducción masiva de la imagen?; y por último, no olvidemos la ya tan lograda perdida del original, y del objeto único e irrepetible que en los últimos 91 años el arte ha intentado construir.
¿Es el pigmento y el color un problema que pertenece a esta era del arte, a este momento histórico?. No lo sé, pero vale la pena preguntárselo a nuestras paredes desnudas rebosantes de pigmentos.
Estamos inmersos en un mundo de pigmentos, estos construyen la manera en que percibimos los espacios que habitamos. Y la posibilidad técnica de obtener cierto color, da como resultado la gama de nuestras decisiones cromáticas. La carga cultural que se le otorgaba al color era dado por el origen del pigmento. Con la aparición de los pigmentos artificiales, esos símbolos se han anulado, pues el origen habla de la industria y la tecnología, y eso es aplicable para casi todos los productos. Algunos remanentes de esos conocimientos siguen afectando la percepción de los pigmento. Ya sólo nos queda el significado arbitrario y nuestra experiencia. ¡Triunfo del postmodernismo!, o talvez de un mercado voraz e implacable, pues hablar de pintura es hablar de ready mades.
En la pintura se ofrece un lugar construido por la mancha la cual genera un espacio que vibra por su materia. Pero también vibra por su significado, es decir esta en búsqueda de su significación. Pues si es tal el problema de los pigmentos y los colores, para un pintor elegir un tono —con su respectiva saturación y luminosidad— el trabajo no es fortuito, hay un razón. Pero a fin de cuentas en el arte esta razón sufre de igual manera de metamerismo.
Carlo Canto
Cómo ese capítulo de la pantera rosa donde la pantera va pintando de rosa las paredes mientras el hombrecillo blanco va pintando de azul y los colores se solapan,enciman, fornican, mezclan uno sobre otro…
Cómo esa obra del artista Solakov donde va pintando de blanco las paredes de una galería mientras alguien va pintando de negro detrás de él y hay una torre de cubetas de pintura blanco y negro en medio y la gente mira atónita…
Cómo pintar sobre los textos anteriores cómo pintar sobre mi propio texto, cómo la pintura esta exposición es rosa.
Omar Góngora
Empezaré por contar una experiencia personal, una vez estaban pintando mi casa, el pintor que se contratò no sabìa leer, por lo consiguiente mi jefa no podía comunicarse por el nombre del color para indicarle que color iba en su lugar. La solución que encontró el pintor, fue ir con mi mamá por todas la paredes para que le dijera cual era el color en que se pintarían, y ponía un brochazo de ese color, así el pintor podía identificar a través del color, no del español, como iba a ser, valga la redundancia, el orden de los colores en el espacio de mi casa.
El "pintar" se vuelve el pensar, donde el acto de pintar no se reduce a mover un pincel de arriba abajo, sino que es una forma de concebir la realidad, cuando el color se convierte en la palabra, en la coma, en el sonido, se vuelve un lenguaje, como le pasó al pintor de mi casa y que también pasa con Saúl Villa, donde en la exposición el rosa un color que va penetrando por tu retina con tanta magnitud que se integra en tu cerebro rosado. Tus intestinos no se quedan atrás, ya que también el cóctel es rosado, todo es rosado, y se distribuye por el espacio, como "*La Mancha Voraz* (The Blob 1985)", que por cierto también es rosada, pero a un nivel mas sutil.
La exposición me remite a artistas como Andre Cadere, minimalista de los 60's, que hacía barras con diferentes colores, que tenían un código en especifico que nos regresa al tema del color como código, como parte fundamental de la pintura, como dice Saùl en su manifiesto "*el color es el arma de destrucción masiva de la pintura"*
Hay dos clases de pintores. Los que pintan entran en una acción pictórica que analizan al medio lo estudian detalladamente, los desmembran, tratan de generar un "oro" con los colores, como un alquimista y los que generan imágenes, que utilizan a la pintura como un medio para crear sus ficciones o en el peor de los casos copiar la realidad.
La pintura deja de ser una representación de lo que pasa en el exterior, deja de ser mímesis, para volverse solamente color.
Sin más que escribirle, disfrute la exposición y si de casualidad orina rosado, no se preocupe, tome otras bebidas hasta que llegue a su color original.
Kanek Gutiérrez
Tono, saturación y luminosidad
Los espectros lumínicos que percibimos en nuestra vida cotidiana, en su mayoría nacen como pigmentos, antes que como color. La diferencia yace en que el color es la capacidad biológica de los ojos de ser afectados por ciertos rayos luminosos, y el pigmento es un material que cambia el color de la luz al reflejar —selectivamente— las ondas que no absorbe.
Este proceso físico genera el metamerismo. El metamerismo es un fenómeno psicofísico definido generalmente como la situación en la cual dos muestras de color coinciden bajo unas condiciones determinadas (fuente de luz, observador y su biología ocular, posición del observador...) pero no bajo otras diferentes, es decir cuando pigmentos diferentes terminan generando el mismo color.
En las artes el metamerismo se considera una fuente de problemas. Los artistas suelen pintar con técnicas y pigmentos específicos, y cada uno tiene unas curvas de reflectancia delimitadas. Para reproducir imágenes se emplea una combinación de cian, magenta, amarillo y tintas negras o colorantes. Ninguna combinación podrá reproducir exactamente el espectro de reflectancia empleado en el original con otro tipo de materiales. Debido a esto, una reproducción impresa de una obra original se considera una copia metamérica del mismo, y los colores presentes van a depender de las características espectrales de la fuente de luz empleada. Pero ¿es en realidad importante esta fidelidad?; ¿es necesario percibir de manera correcta un color para poder comprender una puntura?; y si es de esta manera ¿qué implicaciones convendría considerar en la época de la reproducción masiva de la imagen?; y por último, no olvidemos la ya tan lograda perdida del original, y del objeto único e irrepetible que en los últimos 91 años el arte ha intentado construir.
¿Es el pigmento y el color un problema que pertenece a esta era del arte, a este momento histórico?. No lo sé, pero vale la pena preguntárselo a nuestras paredes desnudas rebosantes de pigmentos.
Estamos inmersos en un mundo de pigmentos, estos construyen la manera en que percibimos los espacios que habitamos. Y la posibilidad técnica de obtener cierto color, da como resultado la gama de nuestras decisiones cromáticas. La carga cultural que se le otorgaba al color era dado por el origen del pigmento. Con la aparición de los pigmentos artificiales, esos símbolos se han anulado, pues el origen habla de la industria y la tecnología, y eso es aplicable para casi todos los productos. Algunos remanentes de esos conocimientos siguen afectando la percepción de los pigmento. Ya sólo nos queda el significado arbitrario y nuestra experiencia. ¡Triunfo del postmodernismo!, o talvez de un mercado voraz e implacable, pues hablar de pintura es hablar de ready mades.
En la pintura se ofrece un lugar construido por la mancha la cual genera un espacio que vibra por su materia. Pero también vibra por su significado, es decir esta en búsqueda de su significación. Pues si es tal el problema de los pigmentos y los colores, para un pintor elegir un tono —con su respectiva saturación y luminosidad— el trabajo no es fortuito, hay un razón. Pero a fin de cuentas en el arte esta razón sufre de igual manera de metamerismo.
Carlo Canto
Cómo ese capítulo de la pantera rosa donde la pantera va pintando de rosa las paredes mientras el hombrecillo blanco va pintando de azul y los colores se solapan,enciman, fornican, mezclan uno sobre otro…
Cómo esa obra del artista Solakov donde va pintando de blanco las paredes de una galería mientras alguien va pintando de negro detrás de él y hay una torre de cubetas de pintura blanco y negro en medio y la gente mira atónita…
Cómo pintar sobre los textos anteriores cómo pintar sobre mi propio texto, cómo la pintura esta exposición es rosa.
Omar Góngora
PATROCINADORES:
ESCUELA SUPERIOR DE ARTES DE YUCATÁN (ESAY)
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