ESTO ESTÁ PASANDO SIN TU PERMISO/
OBRA IN-SITU DE BERTHA GÍO
[VIERNES 13 DE FEBRERO, 2009] [CURADURÍA: DÉBORA CARNEVALI, OMAR GÓNGORA, JOAQUÍN PEÓN]
El Golpe
Estás aquí
o en otra parte;
estás sentada con las piernas cruzadas
en el suelo de la cocina
y tu vida está en ruinas;
alza tu voz hacia el Señor.
Michel Houellebecq
La obra visual de Bertha Gío (Mérida, México, 1989) no es conversacional; combate con el espectador: lo desafía, le oprime la cara contra el piso, le responde agresivamente. Esa violencia congelada es la reacción a una hostilidad contra la mujer cuyos orígenes se remontan a la cultura del machismo, en Mérida todavía dominante, ¡por supuesto! ¿Qué es la mujer?, dice el público, y en la pregunta ya descubrimos, por debajo, un intento de cosificarla, una carga de rechazo cínico y de misoginia. Practiquemos para el futuro: ¿Un ama de casa perfecta, el estandarte de la vida familiar, la administradora de los bienes del esposo, la paloma del pequeño nido? ¡Admirables definiciones! ¡Bravo, lector! Aquí podemos recrear fragmentos de la escritora austriaca Elfriede Jelinek, su repudio al describir el rol femenino en la sociedad capitalista: indigno, de segunda mano, de puta domesticada. Atención, televidente. Vamos a darte un pequeño listado de imágenes, como una prueba Rorschach: La madre en la cocina. Los hijos en la escuela. El marido trabajando. Los alimentos. La estufa con el agua caliente. La luz del foco sobre el mosaico del comedor. Y la sensación de no tener vida propia. Las voces de ayuda. Aquellas voces completas. Y la impecable loza. Y el detergente que limpia los platos de toda suciedad. ¡A romperlos!
En la planeación de este pequeño intro me vinieron a la mente un par de artistas unidos por algo que denominaré el factor freak: Mario Bellatin y Diane Arbus. El primero, autor de narraciones breves con personajes deformes, contrariados con la vida por un síndrome de negación absoluta, un complejo de Bartleby en grado sumo. La segunda, fotógrafa especialista en retratos de seres marginales, quien le comentó a la fotógrafa Lisette Model en 1955: “Ya sé qué quiero fotografiar. Quiero fotografiar la maldad”, y se mató por razones nunca resueltas, presumiblemente por haber acumulado tantas muestras de maldad durante su carrera artística. Pero la maldad humana es conmovedora. Desde cierto ángulo (arriba y de costado), sus representaciones gráficas reconocen un aura totalmente frágil, tierna, pero bestial, feroz. ¡Las contradicciones de siempre! En un registro conceptual diferente, otra de las referencias directas de la exposición es el trabajo en video de la argentina Mika Rottenberg.
Esto está pasando sin tu permiso explora ese cierto ángulo que funciona gracias al distanciamiento. “Manejando gran parte de la obra con una especie de humor y alegorías, pondré a la mujer como una feliz ama de casa. Una heroína. Aunque este estereotipo no está muy alejado de la realidad que muchos medios de comunicación nos presentan día a día”, señala Bertha Gío. Vemos cómo de improviso el factor freak se transportó al ámbito del hogar y la acción parte de lo atrozmente cotidiano. Gregorio Samsa en el lavadero. Barbie agusanada. ¡Felicidades! Con tu ayuda, hemos construido un Nuevo Monstruo. No hay que sentirse culpables, lector. Tú y yo sabemos de qué lado está la verdad.
Bertha Gío se mofa de los esquemas impuestos por una sociedad falocéntrica, ¡que tiene como uno de sus máximos representantes al yucateco, orgullosamente! En la protesta feminista, los golpes a su dueño. La artista declara que “el tema del feminismo fue algo que me cayó como un balde de agua fría, que vino de golpe, como una patada directamente en el rostro. ¿Dónde surge esa curiosidad por la igualdad de género? ¿De dónde arrancan mis obsesiones y demás? Esto está pasando sin tu permiso va dedicado a aquellas mujeres que exclusivamente abandonan su hogar para hacer las compras domésticas, para llevar a los hijos a la escuela o para acompañar a sus maridos a eventos sociales. A aquellas mujeres cuyas conversaciones se ven limitadas solamente al hogar, a los hijos, al marido y a sus dificultades para verse bellas. A la esposa que llora noche tras noche al recordar, a las mujeres que se sienten solas, tontas, inseguras, dependientes, débiles, explotadas, brutas, que sienten que no valen como personas, que no valen ni significan nada ni sirven para nada ni nadie y sin embargo se levantan en la mañana para hacer la comida y dar siempre la cara ante todos.”
“Somos quienes no somos, y la vida está resuelta y es triste”, dijo Bernardo Soares, heterónimo de Pessoa, que no era de este mundo. Las mujeres de Bertha murmuran No somos de este mundo, la vida está resuelta y es triste, y lloran. Fragmentación, uso de figuras aisladas en atmósferas torcidas, desequilibrio mental. Una serie de cosas-mujeres se fueron por el camino equivocado, salieron en portadas de revistas como Vanidades y Cosmopolitan y al sonreír, las violaron. ¡Enhorabuena! El minimalismo al servicio de la esquizofrenia. La sintaxis, otro de los puntos importantes. Y la venganza, querido lector. La venganza.
Christian Núñez
Estás aquí
o en otra parte;
estás sentada con las piernas cruzadas
en el suelo de la cocina
y tu vida está en ruinas;
alza tu voz hacia el Señor.
Michel Houellebecq
La obra visual de Bertha Gío (Mérida, México, 1989) no es conversacional; combate con el espectador: lo desafía, le oprime la cara contra el piso, le responde agresivamente. Esa violencia congelada es la reacción a una hostilidad contra la mujer cuyos orígenes se remontan a la cultura del machismo, en Mérida todavía dominante, ¡por supuesto! ¿Qué es la mujer?, dice el público, y en la pregunta ya descubrimos, por debajo, un intento de cosificarla, una carga de rechazo cínico y de misoginia. Practiquemos para el futuro: ¿Un ama de casa perfecta, el estandarte de la vida familiar, la administradora de los bienes del esposo, la paloma del pequeño nido? ¡Admirables definiciones! ¡Bravo, lector! Aquí podemos recrear fragmentos de la escritora austriaca Elfriede Jelinek, su repudio al describir el rol femenino en la sociedad capitalista: indigno, de segunda mano, de puta domesticada. Atención, televidente. Vamos a darte un pequeño listado de imágenes, como una prueba Rorschach: La madre en la cocina. Los hijos en la escuela. El marido trabajando. Los alimentos. La estufa con el agua caliente. La luz del foco sobre el mosaico del comedor. Y la sensación de no tener vida propia. Las voces de ayuda. Aquellas voces completas. Y la impecable loza. Y el detergente que limpia los platos de toda suciedad. ¡A romperlos!
En la planeación de este pequeño intro me vinieron a la mente un par de artistas unidos por algo que denominaré el factor freak: Mario Bellatin y Diane Arbus. El primero, autor de narraciones breves con personajes deformes, contrariados con la vida por un síndrome de negación absoluta, un complejo de Bartleby en grado sumo. La segunda, fotógrafa especialista en retratos de seres marginales, quien le comentó a la fotógrafa Lisette Model en 1955: “Ya sé qué quiero fotografiar. Quiero fotografiar la maldad”, y se mató por razones nunca resueltas, presumiblemente por haber acumulado tantas muestras de maldad durante su carrera artística. Pero la maldad humana es conmovedora. Desde cierto ángulo (arriba y de costado), sus representaciones gráficas reconocen un aura totalmente frágil, tierna, pero bestial, feroz. ¡Las contradicciones de siempre! En un registro conceptual diferente, otra de las referencias directas de la exposición es el trabajo en video de la argentina Mika Rottenberg.
Esto está pasando sin tu permiso explora ese cierto ángulo que funciona gracias al distanciamiento. “Manejando gran parte de la obra con una especie de humor y alegorías, pondré a la mujer como una feliz ama de casa. Una heroína. Aunque este estereotipo no está muy alejado de la realidad que muchos medios de comunicación nos presentan día a día”, señala Bertha Gío. Vemos cómo de improviso el factor freak se transportó al ámbito del hogar y la acción parte de lo atrozmente cotidiano. Gregorio Samsa en el lavadero. Barbie agusanada. ¡Felicidades! Con tu ayuda, hemos construido un Nuevo Monstruo. No hay que sentirse culpables, lector. Tú y yo sabemos de qué lado está la verdad.
Bertha Gío se mofa de los esquemas impuestos por una sociedad falocéntrica, ¡que tiene como uno de sus máximos representantes al yucateco, orgullosamente! En la protesta feminista, los golpes a su dueño. La artista declara que “el tema del feminismo fue algo que me cayó como un balde de agua fría, que vino de golpe, como una patada directamente en el rostro. ¿Dónde surge esa curiosidad por la igualdad de género? ¿De dónde arrancan mis obsesiones y demás? Esto está pasando sin tu permiso va dedicado a aquellas mujeres que exclusivamente abandonan su hogar para hacer las compras domésticas, para llevar a los hijos a la escuela o para acompañar a sus maridos a eventos sociales. A aquellas mujeres cuyas conversaciones se ven limitadas solamente al hogar, a los hijos, al marido y a sus dificultades para verse bellas. A la esposa que llora noche tras noche al recordar, a las mujeres que se sienten solas, tontas, inseguras, dependientes, débiles, explotadas, brutas, que sienten que no valen como personas, que no valen ni significan nada ni sirven para nada ni nadie y sin embargo se levantan en la mañana para hacer la comida y dar siempre la cara ante todos.”
“Somos quienes no somos, y la vida está resuelta y es triste”, dijo Bernardo Soares, heterónimo de Pessoa, que no era de este mundo. Las mujeres de Bertha murmuran No somos de este mundo, la vida está resuelta y es triste, y lloran. Fragmentación, uso de figuras aisladas en atmósferas torcidas, desequilibrio mental. Una serie de cosas-mujeres se fueron por el camino equivocado, salieron en portadas de revistas como Vanidades y Cosmopolitan y al sonreír, las violaron. ¡Enhorabuena! El minimalismo al servicio de la esquizofrenia. La sintaxis, otro de los puntos importantes. Y la venganza, querido lector. La venganza.
Christian Núñez
PATROCINADORES:
Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY)
Centro Integral de Atención para la Violencia Interfamiliar (CIAVI)
Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY)
Centro Integral de Atención para la Violencia Interfamiliar (CIAVI)